Inicio Actualidad Luto fallero en Patraix por la muerte de Esther Mora Llop

Luto fallero en Patraix por la muerte de Esther Mora Llop

Esther Mora, en su año de fallera mayor de Humanista Mariner. Fotografía: Falla Humanista

La fallera mayor del 50 aniversario de Humanista Mariner deja un legado de entrega, tradición y amor por su comisión

La comisión fallera Humanista Mariner-Manuel Simó atraviesa uno de sus momentos más tristes tras comunicar el fallecimiento de Esther Mora Llop, quien fue fallera mayor del 50 aniversario de la agrupación en 2018. La noticia, que ha sacudido al barrio y al mundo fallero del sector Patraix, deja un profundo vacío en una comisión que siempre la sintió como parte esencial de su historia y de su identidad.

Una vida entera entregada a su comisión

Esther era, en palabras de quienes la conocieron, “fallera desde la cuna”. Su vínculo con la comisión es tan antiguo como la propia agrupación, ya que sus padres formaron parte del grupo de vecinos que hace 55 años dieron los primeros pasos para fundar lo que hoy es una gran familia fallera. Fue en el ascensor del número 11 de la calle Humanista donde se gestó aquella primera reunión, y desde entonces, Esther y su familia han estado presentes en cada etapa importante.

En 2018, con motivo del cincuentenario, Esther fue elegida como fallera mayor, compartiendo ese año tan especial con su sobrina Olga, quien fue fallera infantil. Aquella elección no solo fue un reconocimiento a su trayectoria, sino también la realización de un sueño muy personal. Su hermana Begoña había ocupado el mismo cargo durante las bodas de plata de la comisión, 25 años antes, convirtiendo a ambas en símbolos intergeneracionales del amor por las Fallas.

Durante esa efeméride, Esther presidió la gala conmemorativa del aniversario, homenajeando a los fundadores y representantes históricos. Tras las fiestas, su compromiso no se detuvo: se presentó a la preselección de sector, continuando así su activa participación incluso después de haber culminado un año tan significativo.

El día de su nombramiento como fallera mayor. Fotografía: Falla Humanista

Una lección de coraje y entrega

En los últimos años, su lucha personal contra la enfermedad fue un ejemplo constante para su entorno. Quienes la conocían destacan cómo, incluso en los momentos más difíciles, mantuvo la sonrisa y la fortaleza. Ni siquiera la pandemia, con todas sus limitaciones, logró borrar su entusiasmo por la fiesta ni su implicación con la comisión.

Esther no solo vivía las Fallas; también las transmitía. Su hijo fue durante años uno de los pelotaris infantiles más destacados en los concursos organizados por la Junta Central Fallera, un reflejo del compromiso que inculcó a las nuevas generaciones. Su carácter, su dedicación y su pasión por las tradiciones formaron parte esencial del día a día de la comisión, que ahora la despide con inmenso dolor.

La noticia ha generado una oleada de mensajes de apoyo y solidaridad entre las comisiones del sector Patraix, que reconocen la injusticia de una despedida tan temprana y el legado que deja Esther en el mundo fallero. “Estamos rotos”, reconocen desde Humanista Mariner, donde aseguran que su recuerdo seguirá presente en cada celebración, en cada acto y en cada gesto que mantenga viva la esencia de lo que ella representaba.

Un adiós que se siente familiar

Esther no fue una fallera más. Fue un pilar humano, emocional e histórico dentro de su comisión. La cercanía de su familia a los orígenes de Humanista Mariner, su implicación activa en cada celebración, y su papel como referente femenino de varias generaciones, la convierten en una figura insustituible.

El vacío que deja se extiende más allá de las fiestas. Es el hueco que queda cuando se marcha alguien que forma parte del alma de una comunidad. Pero también es el legado de una vida entregada a una pasión, a unas raíces y a un sentimiento que, aunque hoy llora su ausencia, seguirá latiendo con fuerza en cada acto fallero.

Porque hay personas que no se van del todo: siguen presentes en las tradiciones que ayudaron a construir, en los recuerdos que sembraron, y en el corazón de una comisión que, más que nunca, se siente familia.


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