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El fuego desborda Paterna: la Cordà deja un herido grave y 24 leves

Setenta mil cohetes y mil kilos de pólvora convirtieron la calle Mayor en un rugido de fuego ininterrumpido durante veinte minutos

La madrugada del último domingo de agosto volvió a transformar Paterna en un auténtico espectáculo de fuego, pólvora y emoción. La Cordà 2025, considerada por muchos como la más espectacular del mundo, iluminó el cielo de la conocida como ‘Ciutat del Foc’ con una intensidad difícil de describir. Durante unos 20 minutos, cerca de 70.000 cohetes rugieron al unísono en una calle Mayor convertida en fortaleza para acoger a los más de 350 tiradores y tiradoras que dieron vida a este acto emblemático.

Alta participación y un herido grave

Según los datos facilitados por el Ayuntamiento, en esta edición participaron un total de 353 personas expertas en el disparo de cohetes. El resultado fue una descarga sincronizada que, en apenas 20 minutos, consumió cerca de 1.000 kilos de pólvora. El impacto visual y sonoro fue absoluto, como cada año, en una tradición que ha sido reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

No obstante, la intensidad del evento dejó también su cara menos amable. En total, se registraron 25 personas atendidas por distintos servicios sanitarios, una de ellas con heridas de carácter grave. El resto presentaron lesiones leves, fruto de la cercanía con el fuego o de incidencias menores durante el desarrollo del acto. El dispositivo sanitario estaba preparado para actuar con rapidez ante cualquier emergencia, como viene siendo habitual en este tipo de celebraciones.

Máxima seguridad en cada detalle

El despliegue logístico y de seguridad de la Cordà es uno de los más complejos de las Fiestas Mayores de Paterna. Los 150 metros de la calle Mayor fueron blindados con estructuras de protección metálica, cubriciones especiales para fachadas y medidas diseñadas para proteger tanto a participantes como al público. En total, se instalaron 129 cajones cargados con cohetes, coetons y femelletes, distribuidos estratégicamente y preparados con precisión para garantizar el efecto deseado sin comprometer la seguridad.

La figura del tirador pasivo, que se consolida en su segundo año de implementación, sirvió de apoyo a quienes disparan activamente, al tiempo que facilitó la coordinación con los equipos de seguridad y los representantes del Consell Sectorial de la Cordà. Cada participante contaba con la acreditación CRE correspondiente y portaba el brazalete identificativo, un requisito indispensable para formar parte del espectáculo.

Este evento, con más de dos siglos de historia, sigue evolucionando sin perder su esencia. La Cordà de Paterna no solo es un ritual de fuego y tradición, sino también un ejemplo de cómo la pasión popular puede convivir con un sistema de seguridad cada vez más exigente y eficaz.


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