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Una madre se vuelve loca y agrede a la directora en este colegio de Valencia

CEIP Cervantes de Valencia, donde han ocurrido los hechos. Fotografía: Google Maps

La docente sufrió arañazos y contusiones tras ser atacada a la salida del colegio

El pasado lunes por la tarde, lo que debía ser una jornada tranquila en el CEIP Cervantes de Valencia se convirtió en un lamentable episodio de violencia cuando la directora del centro fue agredida por la madre de un alumno. Los hechos se produjeron a la salida de las actividades extraescolares, fuera del recinto escolar, aunque en un contexto directamente vinculado al ejercicio de sus funciones como responsable educativa.

Una mentira y una reacción

Según ha confirmado este martes la Conselleria de Educación, la agresión fue desencadenada por una queja transmitida por el niño a su madre sobre un supuesto conflicto con otros compañeros. Al parecer, la progenitora no dudó en abalanzarse sobre la directora, propinándole contusiones y arañazos. Posteriormente, el menor reconocería que todo había sido fruto de una invención.

La víctima ha presentado denuncia ante la Policía Nacional, que ya ha abierto diligencias sobre el caso. Desde el primer momento, la Conselleria activó el protocolo de protección al personal docente, ofreciendo asistencia jurídica a la directora y movilizando a la inspección educativa, que se desplazó al centro al día siguiente para valorar medidas de acompañamiento y seguridad.

Desde la administración autonómica se ha subrayado la gravedad del incidente, incidiendo en que, aunque los hechos no ocurrieron dentro de las instalaciones del colegio, su naturaleza se vincula de forma directa con el desempeño profesional de la víctima. Esta línea de actuación responde al nuevo protocolo de acompañamiento a víctimas de agresiones aprobado por Educación, en vigor desde finales de 2024, que contempla no solo asistencia jurídica, sino también atención psicológica y acompañamiento administrativo.

Reacción del entorno educativo

La Asociación de Directores de Escuela Pública del País Valencià (ADEP-PV) ha reaccionado de inmediato con un comunicado de firme condena, en el que denuncia que el hecho evidencia la creciente sensación de desprotección que sufre el personal docente ante situaciones de conflicto con familias o alumnos. “Es inadmisible que en pleno siglo XXI el liderazgo educativo se ejerza en un contexto de intimidación y amenaza”, lamentan.

Desde ADEP-PV se ha expresado un respaldo total a la directora agredida y se ha hecho un llamamiento urgente a la Conselleria para implementar medidas eficaces que garanticen entornos escolares seguros y libres de violencia. “Esta realidad debe cambiar. No se puede educar en el respeto si no se respeta a quien educa”, subrayan en su comunicado.

La Asociación de Familias de Alumnos (AFA) del centro también ha alzado la voz condenando los hechos con rotundidad. En una comunicación enviada a las familias del colegio, expresan su “enérgica repulsa” ante una agresión que consideran no solo un ataque a una persona, sino a los valores esenciales de convivencia, respeto y diálogo que deben imperar en cualquier comunidad educativa.

“Todo el personal educativo merece desarrollar su labor en un entorno seguro y digno”, señalan desde la AFA, que ha instado a las autoridades a actuar con celeridad y contundencia. También han querido remarcar que este tipo de comportamientos deben rechazarse sin matices, y han apelado a la importancia de la educación en valores como vía para prevenir este tipo de situaciones.

¿Un caso aislado?

El caso no es un hecho aislado. Según los últimos datos ofrecidos por la Conselleria de Educación, en el último lustro las incidencias por agresiones, amenazas e insultos a docentes se han multiplicado por tres. En 2018 se registraron 246 casos de amenazas verbales, cifra que ascendió hasta los 739 en 2023. Por su parte, las agresiones físicas han pasado de 203 a 745 en el mismo periodo. Estas cifras revelan una escalada preocupante de violencia hacia el profesorado, que empieza a ser vista por muchos como un síntoma de un problema estructural.

Desde diversos ámbitos del sector educativo se insiste en la necesidad de un cambio de paradigma, que combine prevención, protocolos claros y una cultura de respeto a la figura del docente. El suceso del CEIP Cervantes pone rostro a un problema cada vez más común: la vulnerabilidad del personal educativo ante una sociedad que, en ocasiones, normaliza actitudes violentas como vía de resolución de conflictos.


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