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El cambio en el Ártico podría afectar tu salud

El cambio climático en las regiones polares de la Tierra se está revelando como un factor poco reconocido de riesgos para la salud global, con consecuencias que van mucho más allá del Ártico y la Antártida, alerta un equipo internacional de científicos que ha estudiado las complejas conexiones entre los cambios físicos en el Ártico y la Antártida que podrían amplificar los impactos climáticos en la salud humana a nivel mundial.

Los investigadores, liderados por la profesora Gail Whiteman, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Exeter (Reino Unido), revisaron una amplia gama de literatura científica sobre climatología, salud pública y otros campos y descubrieron que los modelos actuales subestiman los impactos directos e indirectos del cambio en las regiones polares sobre los problemas de salud global, desde enfermedades crónicas hasta problemas de salud mental y complicaciones del embarazo.

Ante este escenario, reclaman que estos riesgos para la salud, ahora mayores, se integren en la planificación y las políticas sanitarias.

“El cambio polar no es una crisis lejana –afirma Netra Naik, investigadora de Arctic Basecamp y autora principal del estudio–. Nuestro análisis de la investigación demuestra que el deshielo de las capas de hielo, el aumento del nivel del mar y la alteración de los patrones climáticos tienen consecuencias complejas que se extienden mucho más allá del Ártico y la Antártida, afectando la seguridad alimentaria, la incidencia de enfermedades y la infraestructura sanitaria. No se trata solo de un problema ambiental, sino de una emergencia sanitaria mundial”, advierte.

El estudio describe cómo las regiones polares, que se están calentando más rápido que el promedio mundial, probablemente desencadenen ciclos de retroalimentación y efectos en cadena, transformando los riesgos para la salud global de maneras complejas e interrelacionadas.

LESIONES, SALUD MENTAL Y MUERTES

A medida que el aumento de las temperaturas debilita la corriente en chorro y altera las corrientes oceánicas, se prevé que los fenómenos meteorológicos extremos incrementen las tasas de lesiones graves, muertes y trastornos de salud mental.

Un Ártico sin hielo estacional probablemente contribuirá a un aumento en la frecuencia e intensidad de los episodios de El Niño, agravando las olas de calor, especialmente en las zonas tropicales. Se prevé que el aumento de las temperaturas incremente las enfermedades, incluidas las renales y cardiovasculares.

El aumento del nivel del mar, provocado por el deshielo de las capas de hielo, podría incrementar la salinidad de las aguas subterráneas y contaminar el agua potable, lo que podría provocar un aumento de la preeclampsia en el embarazo, la mortalidad infantil y diversos tipos de cáncer.

El calentamiento polar podría afectar indirectamente a la productividad agrícola –a través de la alteración de los patrones de precipitación y temperatura–, aumentando las enfermedades relacionadas con la malnutrición.

Mientras tanto, el calentamiento climático está empujando enfermedades transmitidas por insectos y animales, como la vibriosis, el dengue y la enfermedad de Lyme, hacia regiones del norte que antes no se veían afectadas.

Las inundaciones, intensificadas por el deshielo de los polos, están aumentando la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la fiebre tifoidea, al tiempo que exacerban las afecciones respiratorias.

En el propio Ártico, el deshielo del permafrost y del hielo marino amenaza infraestructuras vitales y supone un riesgo de liberación de contaminantes atrapados durante mucho tiempo, e incluso de patógenos antiguos, como el virus de la gripe de 1918.

Los cambios en los ecosistemas oceánicos también están socavando las fuentes de alimentos tradicionales, aumentando las tasas de malnutrición, abortos espontáneos, insuficiencia renal y enfermedades cardiovasculares entre las comunidades árticas con sistemas de salud frágiles.

MALNUTRICIÓN, ABIRTOS ESPONTANEOS Y ENFERMEDAD RENAL Y CARDIACA

El estudio también destaca los riesgos para las fuentes alimentarias tradicionales debido a los cambios en el ecosistema oceánico, lo que contribuye al aumento de las tasas de malnutrición, abortos espontáneos, insuficiencia renal y enfermedades cardiovasculares entre las comunidades árticas que ya se enfrentan a sistemas de salud frágiles.

El nuevo marco establece la relación entre los cambios físicos polares y los riesgos para la salud, tanto directos como indirectos, regionales y mundiales, y exige una mayor integración de los riesgos para la salud amplificados por los cambios físicos polares en las evaluaciones del impacto en la salud humana.

“Ignorar estos factores potenciales de enfermedad y muerte no es una opción –advierte el profesor Whiteman, catedrático Hoffmann Impact para la Aceleración de la Acción sobre la Naturaleza y el Clima–. Necesitamos una colaboración internacional más sólida entre climatólogos, profesionales de la salud y expertos en datos para prevenir daños y preparar nuestros sistemas para los desafíos que se avecinan”.

El estudio, publicado en ‘Ambio: A Journal of Environment and Society’, forma parte de un proyecto de investigación conjunto de la Universidad de Exeter, Arctic Basecamp y el Foro Económico Mundial, que analiza los efectos del cambio climático polar en la salud y la atención sanitaria a nivel mundial mediante el desarrollo de nuevas herramientas de evaluación de impacto.


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