La Policía investiga el hallazgo de material pedófilo tras su muerte, que no presentaba signos de violencia
Un aparente caso de muerte natural en Mislata ha dado un giro inesperado tras el hallazgo de material comprometedor en el domicilio del fallecido. Un hombre de 66 años fue encontrado sin vida el pasado 27 de junio en el pasillo de su vivienda, ubicada en una calle de esta localidad valenciana. Lo que parecía una muerte sin mayores complicaciones ha abierto ahora una investigación policial después de que los agentes que acudieron al lugar encontraran diversos objetos que podrían vincular al difunto con la posesión de pornografía infantil.
Un fallecimiento sin signos de violencia
La alerta la dio la pareja del fallecido, con quien estaba en trámites de separación, en torno a las 13.00 horas de aquel viernes. Al llegar los servicios policiales, tanto de la Policía Local de Mislata como de la Policía Nacional, se encontraron al hombre desnudo y en posición decúbito prono —boca abajo— en el pasillo de su domicilio. No había signos de violencia, ni la puerta mostraba evidencias de haber sido forzada, por lo que en un primer momento todo apuntaba a una muerte de etiología natural.
El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Valencia, donde se realizó la autopsia. Según han confirmado los compañeros de LAS PROVINCIAS, el informe preliminar descartó que el fallecimiento se debiera a una causa violenta, algo que encajaba con la escena que los agentes hallaron en el interior de la vivienda.
No obstante, durante la inspección ocular del domicilio, los agentes localizaron varios elementos que dieron pie a iniciar una segunda línea de investigación, esta vez de carácter penal. Lo que en principio parecía un caso cerrado por causas naturales, se convirtió rápidamente en motivo de inquietud dentro del entorno judicial y policial de Mislata.
Material pedófilo y objetos comprometedores
Según han confirmado fuentes próximas al caso, en la vivienda se intervinieron hasta tres teléfonos móviles que contenían material de carácter pedófilo. Junto a estos dispositivos, los agentes encontraron también un diario con anotaciones de contenido sexual y ropa interior de menores de edad, lo que ha levantado sospechas fundadas sobre la posible implicación del fallecido en delitos contra la libertad e indemnidad sexual de menores.
La investigación recae en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Mislata, actualmente transformado en la Plaza número uno de la Sección Civil y de Instrucción del Tribunal de Instancia de Mislata, que estaba de guardia el día del levantamiento del cadáver. Según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, hasta el momento no se ha solicitado ninguna diligencia adicional respecto a los materiales encontrados, más allá del procedimiento habitual tras el hallazgo de un cuerpo sin vida.
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Desde el órgano judicial han asegurado que no se ha ordenado por el momento el análisis de los dispositivos electrónicos hallados, ni se ha solicitado acceso a los contenidos almacenados en los móviles. Esto se debe, en gran parte, a que el presunto autor de los delitos ha fallecido, y en consecuencia, la persecución penal queda limitada, salvo que se identifiquen vínculos con otras personas que pudieran estar activas o relacionadas con redes de distribución de contenido ilegal.
Una investigación en pausa, pero no cerrada
En casos como este, la ley española no permite continuar una investigación penal contra un fallecido, salvo que existan indicios de la participación de terceros o de que el material encontrado pueda servir para abrir otras vías de investigación. Es por ello que, de momento, la causa abierta judicialmente está limitada a los trámites del levantamiento del cadáver. Sin embargo, la Policía Nacional continúa con las diligencias internas y no se descarta que en los próximos días puedan derivarse nuevos hallazgos a partir del análisis de los dispositivos intervenidos.
El hecho de que se encontrase ropa interior infantil, así como un diario con anotaciones explícitas de índole sexual, ha encendido todas las alertas dentro de los cuerpos policiales, aunque se mantiene un fuerte hermetismo respecto a los detalles del contenido encontrado. Por respeto a las víctimas potenciales, y al tratarse de un asunto sensible, las autoridades han optado por no divulgar públicamente el nombre del fallecido ni la calle exacta en la que se produjeron los hechos.
¿Y ahora qué?
Además, al no poder enjuiciarse penalmente a una persona fallecida, todo lo relativo a su implicación en posibles delitos queda en manos de los investigadores, que deberán determinar si hay terceras personas con las que compartiera ese material o si su contenido podría estar vinculado a redes de pornografía infantil activas.
En este tipo de situaciones, el foco pasa a estar sobre los vínculos digitales: correos electrónicos, mensajería instantánea y cualquier forma de transferencia de archivos que pueda figurar en los terminales confiscados. Sin una orden judicial explícita para acceder a dichos dispositivos, esta línea de trabajo queda de momento en un compás de espera.
Este caso, aunque judicialmente limitado, vuelve a poner sobre la mesa la complejidad de los delitos relacionados con la pornografía infantil, especialmente cuando surgen de forma fortuita en escenarios que inicialmente no hacen sospechar nada fuera de lo habitual.
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